Para que la computación cuántica funcione con extrema precisión, se necesita un isótopo especial llamado silicio-28. Este elemento tiene una pureza del 99,9999%, eliminando en gran medida el silicio-29, el material “malo” de la composición, responsable de errores ocasionales e interferencias en las operaciones cuánticas.
Gran parte del silicio utilizado en las tecnologías cuánticas procede de centrales nucleares de plutonio que, aunque son buenas, no son tan puras como la creada en laboratorio el año pasado, considerada hasta ahora la más perfecta del planeta. El material convencional utilizado en las computadoras comunes tiene una pureza del 92 %, del cual el 8 % está compuesto por el isótopo 29 del silicio.
Pero, ¿por qué la computación cuántica la necesita?
La computación cuántica no utiliza bits convencionales para almacenar información, sino qubits, que se almacenan en átomos de otros elementos, como el fósforo, recubiertos de una capa de silicio-28. Si este material no es lo suficientemente puro, los datos contenidos en los qubits pueden perderse o volverse inconsistentes.
Actualmente, aún no es posible producir en masa el isótopo en el laboratorio, pero los científicos lo están logrando. Según el Dr. Joshua Pomeroy, la producción fue relativamente simple. Los investigadores pudieron separar el silicio-29 del 28 bombardeando diferentes isótopos en una máquina con un fuerte campo magnético, que separa los dos elementos debido a sus diferentes pesos.
Quizás con esta nueva técnica de producción, el material será más barato, más accesible y más preciso para la computación cuántica, lo que traerá un buen progreso en el campo.