La unión entre Caltech, Harvard, MIT, Fermilab y Google ha conseguido, por primera vez, simular un «agujero de gusano» en una computadora cuántica🇧🇷O estudiar fue publicado en la revista Nature. Agujero de gusano, agujeros de gusano, puente de Einstein-Rosen. Hay muchos nombres para esta teoría, que no es nueva.
En pocas palabras, los agujeros de gusano son una comunicación formada entre puntos distantes en el universo. Imagínese entrar en un túnel en su jardín y salir al jardín de alguien en Nueva Zelanda.
Matemáticamente, en la teoría de la relatividad general, Einstein había descrito que la distorsión del espacio-tiempo podía crear este tipo de comunicación, permitiendo la transferencia de un plano a otro.

Pero hay callejones sin salida al estudiar si estos atajos universales realmente existen. Entre ellos, poder hacer la conexión entre la física cuántica y la gravedad. Aparentemente, estas dos áreas de la física no se comunican entre sí, pero los esfuerzos conjuntos de los investigadores, combinados con la tecnología cuántica de Google, pueden haber cambiado ese escenario.
Usando una computadora cuántica, equipada con un procesador Sycamore, los investigadores pudieron ejecutar una versión simplificada de la gravedad, respaldada por el procesador, y simular agujeros de gusano.
Aunque suene simple, para que el sistema funcione, debe estar funcionando en condiciones ideales, con la entrada de energía adecuada para que se cree el atajo.

Con una pizca de miles de cálculos, una gota de tecnología de punta y un poco más de aprendizaje automático: que haya un agujero de gusano atravesable. Los investigadores lograron, por primera vez, no solo «crear» un agujero de gusano, sino también pasar información entre los planos gravitatorios simulados.
El éxito de esta simulación abre precedentes sobre la posibilidad real de la existencia de este fenómeno. Pero conviene recordar que el puente Einstein-Rosen no se abrió en el mundo real, solo en el universo cuántico computacional.
Gracias a la computación cuántica se abren innumerables posibilidades, no solo en relación con los agujeros de gusano, sino también por la posibilidad de crear vínculos más fuertes entre la física clásica y la física cuántica.