
Por Thiago Mendonça dos Santos
biotecnólogo y Maestría en Bioquímica y Biología Molecular en la UFBA
Corría el año 1979, hasta ahora no había reportes de retrovirus infectando humanos cuando, en Estados Unidos, en el laboratorio del Dr. Robert Gallo, se aisló el primer retrovirus humano: el T-Cell virus Lymphotropic (HTLV) adulto. Este virus fue aislado de un paciente con linfoma de células T, junto con dos tipos diferentes de células de defensa del organismo, todo lo cual indicaba que era el agente causal de esta neoplasia. ¡Un retrovirus humano que causó un tipo de cáncer!
A pesar de la importante falta de conocimiento, en la década de 1980 en algunas partes del mundo hubo una epidemia de una enfermedad potencialmente mortal, el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Todavía poco conocido, unos años pasó la definición del agente causal del SIDA. Algunos científicos lograron aislar el virus, entre ellos o el mismo Dr. Gallo, quien lo denominó HTLV-III, por tratarse de un virus de la misma familia, retroviridae. Sin embargo, en 1986 el comité internacional para la taxonomía de virus decidió sobre «Vírus da Imunodefiência Humana» (VIH en inglés). Como la epidemia del SIDA fue “una bala a la vez” en el mundo científico y la atención de los medios y la sociedad de la época, o HTLV, su prima, quedó atrás.
El HTLV, como el VIH, se transmite sexualmente y también se puede transmitir al compartir agujas, transfusiones de sangre contaminada y la lactancia.
Hoy sabemos que el HTLV es el agente causante de ambas acciones: O Linfoma agudo de células T del adulto (ATL) y paraplejía espástica tropical/mielopatía asociada al HTLV (HAM/TSP). ATL, como se mencionó anteriormente, es un tipo de cáncer de células T, es agresivo y generalmente conduce a la muerte. Já a HAM/TSP es un tipo de inflamación del sistema nervioso central que puede causar parálisis de las extremidades inferiores, haciendo que el paciente camine en cuclillas por el resto de su vida. Las razones que conducen a la manifestación de estas acciones aún no se comprenden completamente y, por razones que tampoco están claras, la mayoría de las personas infectadas con HTLV permanecen asintomáticas por el resto de sus vidas. El tratamiento utilizado actualmente se basa en la no utilización de corticoides, vitamina C y antirretrovirales, en el caso de HAM/TSP y quimioterapia, antirretrovirales e incluso trasplante de médula ósea para ATL, por lo tanto, longe do sucesso desenho en ambos casos.
Se estima que hay entre 15 y 20 millones de personas infectadas en todo el mundo. Este número puede ser mucho mayor debido al proceso de estimación de la prevalencia realizado a través de la sorología de donantes de sangre, o puede subestimar estos números. Sin embargo, otro obstáculo es la falta de estudios sobre esta infección en áreas densamente pobladas como China, India y África Occidental.
¡O Brasil possui o el mayor número de cabellos infectados con HTLV en el mundo! Se estima que 800.000 personas están infectadas. La región amazónica brasileña es la zona endémica más grande y Salvador, no el estado de Bahía, es la ciudad brasileña con la mayor prevalencia de infección con aproximadamente el 1,8% de la población infectada. A pesar de esto, poco se ha dicho sobre este virus y pocas personas saben sobre el HTLV y sus implicaciones. Además, como no hay casos de VIH, no hay vacuna disponible para HTLV y, como su principal medio de transmisión es a través de las relaciones sexuales, o un mejor control del virus es a través del contacto sexual protegido.
Las referencias
- GALLO, Robert C. El descubrimiento de los primeros retrovirus humanos: HTLV-1 y HTLV-2. retrovirología, véase 2, núm. 1 pág. 17, 2005.
- GESSAIN, Antoine; CASSAR, Oliver. Aspectos epidemiológicos y distribución mundial de la infección por HTLV-1. Fronteras en microbiología, véase 3, pág. 388, 2012.
- POIESZ, Bernard J. et al. Detección y aislamiento de partículas de retrovirus tipo C a partir de linfocitos frescos y cultivados de un paciente con linfoma cutáneo de células T. procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias, véase 77, n. 12, pág. 7415-7419, 1980.